
Una orientación de mercado implica que las
decisiones que toma la empresa se enfocan firmemente hacia fuera, con un flujo
continuo de información sobre clientes, competidores y tendencias del entorno.
Esto garantiza que las decisiones de marketing no se hagan con orejeras, sino
sólidamente basadas en las realidades del mercado.
La empresa debe satisfacer los deseos y
necesidades de sus clientes al mismo tiempo que alcanza los objetivos
planteados. Esto significa que satisfacer al cliente no implica sacrificar
beneficios razonables sino que más bien sugiere que las empresas que no obtienen
suficientes beneficios, a larga no sobrevivirán para satisfacer a sus clientes.
La gestión de marketing no se limita a ser un
conjunto de herramientas y conceptos clave, sino que es, sobre todo, una
filosofía de empresa que afecta todas las operaciones de la entidad. Las
necesidades y deseos de los clientes actuales y futuros son los que guían las
decisiones de la misma. De esto se desprende que una vez que una empresa ha
adoptado una orientación de mercado, debe dar el segundo paso del proceso de
marketing, que es la muy seria y complicada tarea de identificar y satisfacer las
necesidades de los clientes.
Richard J. Lutz y Barton A. Weitz/MBA Enciclopedia Gerencial/Universidad Metropolitana